sábado, 22 de mayo de 2010

Egoista a la fuerza.

Para no insultar a las creencias o al trabajo de los demás, para que no se me acuse de esterilidad o de vagancia, me dediqué a la Perplejidad hasta hacer de ella mi forma de piedad.

Pero a las dos horas, dos horas y media, me cansé de estar perplejo por todo.

A veces pienso que los únicos que entendieron algo de ésta, nuestra horda humana, son los charlatanes y los humoristas.

En algún punto de nuestra historia nos topamos con Dios, por lo general en momentos de desesperación extrema, enfermedad o desamparo.
A mi me tocó tener que dormir durante semanas dentro de Iglesias, entraba "rezaba" un rato, y me escondía en algún recoveco. Los que piensen que es terrorifico pasar noches a oscuras en esos mamotretos de la arquitectura, es porque no pasaron ni una noche durmiendo en la calle, prueben y después me cuentan.

Si me descubrían me cagaban a puteadas y llamaban a la policía,
pero Dios estaba de mi lado,
siempre me iba con veinte o treinta pesitos, de la cajita del diezmo que deja la gente para ir al cielo.

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