sábado, 18 de diciembre de 2010

papo de psicólogo

rafting

Una casa en la campiña junto a un río, que arriba, pasa por una ciudad. El agua es bastante sucia. Cada día crece mas. Una noche, arrasa con las sillas del jardín. La correntada es potente. Ya no podemos cruzar en bote al otro margen. Nos dicen que viene mas agua, que hay que salir de ahí. El auto no arranca, vamos en bicicleta hasta el pueblo. Deambulamos por las calles vacías después de la lluvia de verano, nos sentamos en la plaza a tomar un helado, recorremos los bares, los almacenes, no hay nada mas que calma y aburrimiento. Volvemos a la casa. El río se llevó el pequeño atracadero para botes y parte del jardín, un árbol se inclina casi vencido sobre las caudalosas aguas. Pronto el galpón desaparecerá también, inflamos el bote de goma, la tarde se oscurece, sopla un viento arremolinado, ¿vamos?, vamos. Nos arrojamos a la corriente. Ahora el río nos lleva montados a su lomo, nos hace cómplices de su poder de erosionar la tierra, de arrasar casas, allá vamos, río abajo, comiendo y brindando por nuestra nueva casa flotante.